martes, 8 de octubre de 2013

El curioso caso de Benjamin Button

Si que es cierto que no puedo contar
batallas navales, ni civiles, ni mundiales
como recuerdan y, a día de hoy sienten, mis abuelos.
Tampoco podría contar como era mi vida hace un tiempo
ni como he llegado al punto donde me sitúo en este mismo instante.
Sé que soy muy joven
pero que los pocos años que he vivido
los llevo a las espaldas como media docena de años mas.
Y pesan mucho.
He vivido, si, claro que he vivido,
he visto como los días pasaban, que es muy distinto
y también he muerto.
Unas cuantas veces.
He logrado ser feliz, he estado en el punto más alto
pero como he estado en el más alto, he tenido que caer al más bajo.
Me emociono al pensar en la historia de mi vida
en como me han hecho feliz, en como quería que llegase un nuevo día.
Me he visto durmiendo y soñando
y he visto como todos aquellos sueños que un día me hacían feliz
me hacían despertarme en mitad de la noche,
asustada y aterrada.
He permitido que la gente que me rodea,
me falle y me haga daño
y, a ratos, he dejado que me salve.
Pero no dejo de pensar que:
he dejado que me cambie
y eso es algo que nunca me voy a perdonar.
A lo largo de toda mi vida
he cometido errores, una infinidad de errores
desde aquel ejercicio en un examen de matemáticas que me llevó al suspenso
pasando por una discusión con mi padre, en la que los dos lloramos
aquel día que cambié el salir una noche de sábado por el salir "de vodkas"
hasta el día que dejé que alguien que no lo merecía entrase en mi vida.
Y este último es del que mas me arrepiento,
no solo por que no lo mereciese
sino porque me dejé enamorar por esa persona,
por la que hoy no daba ni un cigarro.
Me enamoré,
con locura.
Uno de esos amores que te dejan marca,
de esos amores que absorben por completo,
de esos amores que no sabes en que día vives
por que el día
y la noche
es esa persona.
Uno de esos amores que nunca olvidas
y que quieres quedarte a vivir en ellos,
para siempre.
Amé,
con locura
Lo dí todo por otra persona
y así como lo dí todo
me quede sin nada.
Lo cierto es que siempre me he sentido sola,
siempre
y llego él, y sus ganas de estar conmigo
y me lo creí como una niña se cree un cuento de amor.
Hasta ese momento nunca confié en nadie
pero bajé la guardia y me jodieron.
Como ya he dicho, caí de lo más alto a lo mas bajo en tan solo un momento
aveces las caídas pueden ser mortales
y así me sentí yo: muerta y enterrada
y perdida, muy perdida.
Traté de seguir, pero el mundo me quedaba un par de tallas mas grande
mi orgullo y el alcohol me estaban ahogando y mis ganas se iban acabando.
Me destrocé la vida sin ni si quiera darme cuenta
y cuando me he parado a mirar todo lo que me rodeaba; mi vida estaba echa pedazos.
He superado todos mis errores y
poco a poco estoy aprendiendo de ellos.
Intento no mirar atrás por si el pasado me pesa demasiado
huyo de mi otra vida
pero aveces no me veo con la fuerza suficiente para correr más que ella.
Y puede que todavía me gané la carrera.
Soy la misma de siempre,
con los errores de siempre a la espalda
y con alguno más y mucho más grande,
pero me conformo con ser la de siempre.
Vivo orgullosa,
no solo por haberme sabido rescatar cuando nadie estaba ahí
por haber salido de un fango de mierdan que me cubría hasta las cejas
sino por haber tenido la fortaleza
de volver a empezar de cero, de ser quien quiero ser, de ser la de siempre
y por querer seguir siéndolo.